COMPRANDO A MI AMIGO ROBOT

La violencia de la positividad no es privativa, sino saturativa; no es exclusiva, sino exhaustiva. Por ello, es inaccesible a una percepción inmediata

Byung-Chul Han “La Sociedad del Cansancio”

Recientemente vi la película Robot Dreams traducida como Mi Amigo Robot, de las mejores películas de animación que he visto recientemente, Perro y Robot me conmovieron pero me di cuenta que también conmovieron al gran público. Críticos y fanáticos se enamoraron de la película por el texto (sin diálogos), por los diversos subtextos, la romantización del Nueva York de los 80s, por el Jazz, la música, los bailes, el amor, el desamor y por su excelente narrativa onírica que incluso llegó a partes de psicodelia. La obra de Pablo Berger se ha vuelto ya un clásico de la animación contemporánea.

La historia se centra en Perro y Robot. Dos personajes sin género protagonizan una historia de soledad, encuentro, compañía, amistad, amor y construcción de relaciones. La película inicia con un Perro solitario observando a otras parejas y creyendo que la felicidad proviene de la compañía de una pareja, Perro piensa que tal vez el mal sabor de este mundo pueda cambiar si obtiene una pareja. Viendo la tv observa un infomercial nocturno (donde se acostumbra vender cosas que no necesitamos) donde venden un robot de compañía, una pareja perfecta que te hará feliz, es así como Perro decide comprar a Robot, armarlo y tener la compañía perfecta, la que cumple todos sus ideales de felicidad y de compañía. Perro ahora es feliz con Robot.

En un segundo momento de la historia Perro vuelve a quedar en la soledad y al no poder establecer un vínculo con un ser-real decide nuevamente comprar otro robot para satisfacer nuevamente sus ideales de felicidad y de compañía. Este es justo el punto que me saltó de la película, de entrada tiene lecturas bonitas de pareja y de construcción de vínculos, pero no es casualidad que las parejas de Perro siempre son compradas, su estado de soledad y la imposibilidad de establecer vínculos con otros lo llevan a comprar a su pareja ideal.

Esto es un reflejo de la sociedad actual que se caracteriza por su individualismo y narcisismo, motivado en parte por los sistemas económicos de occidente. Una sociedad individualista siente el vacío de la eterna soledad y se caracteriza por la imposibilidad de generar vínculos con los demás. La tesis de Byung-Chul Han, autor de varios libros que giran al rededor de la teoría de la Sociedad del Cansancio, se basa en que las personas actualmente rechazan toda negatividad, viven en un constante estado de pura positividad, desconocen al Otro como persona distinta (negatividad) y buscan en el Otro al Yo solo como extensión, como espejo para reflejar al personaje que nos gusta crear de nosotros mismos.

Ante esta sociedad de positvidad extrema, donde las redes sociales también son herramientas y se utilizan como canal de confirmación de mi reflejo idealizado, Perro decide pedir-comprar compañía, esta compañía en la sociedad narcisista actual hace todo lo que hace feliz a Perro, las cosas que le gustan, no problematiza, no es una negatividad, no es Otro, es una extensión de su Yo, esta actitud de no buscar al Otro sino pretender no estar solo o ser feliz con una expectativa de idealización de felicidad basada solo en mí “ya no permite ninguna acción libre. Se basa en una absolutización unilateral de la potencia positiva” desbaratando los lazos y acabando incluso con el eros (como expone Han en La Agonía del Eros).

No estamos lejos una sociedad así, en el mundo del comercio infinito, del avance de la tecnología, y del rompimiento de relaciones sociales sólidas; la compañía virtual/artificial, se colocará en el mercado, la compañía artificial plenamente positiva, sin negatividad, se podrá adquirir, sobre todo porque las personas se sienten cada vez más solas, más aisladas, se preocupan poco por hacer comunidad, se encierran en el Yo y el capital aprovecha esto como una excelente área de oportunidad. (Incluso puede haber prestaciones corporativas a empleados de proporcionar una pareja virtual/artificial como la que se le otorga a Ryan Gosling en Blade Runner 2049)

¿Cómo debe entonces, contribuir el Derecho para evitar un aislamiento de la persona hacia el Yo y la compañía artificial que puede destruir el concepto de comunidad y anular acciones colectivas de transformación?

Los avances tecnológicos avanzan a una velocidad mayor que la capacidad humana de adaptarse a ellos, la inteligencia artificial cambia y se transforma y aplica en todos los sectores e industrias cuando muchos apenas alcanzamos a entender cómo funciona un chat bastante básico de IA. No hemos terminado de comprender los efectos en las personas, tanto químicos, cognitivos y psicológicos a largo plazo en la sociedad individualista y narcisista que causarán las redes sociales de pura exposición positiva, cuando el mundo ya cambió. Vamos persiguiendo la sombra de la comprensión de la sociedad sin éxito. Las descripciones apenas conseguidas se vuelven obsoletas en cuestión de horas, quizá por eso Han se ha vuelto un filósofo contemporáneo exitoso al haber descrito de una forma más compleja, actual y sólida a nuestra sociedad.

En esta relación abrumadora entre tecnología, mercado y efectos en el ser humano, es urgente que el Derecho intervenga, hemos venido partiendo de una premisa errónea pretendiendo que el derecho se vaya adaptando a los cambios, cuando podría y debería ser al revés. Los comportamientos de los capitales, los usos de tecnología y el mercado que impacta directamente en el comportamiento del ser humano, debe ser sometido y adaptado al Derecho, incluso me gusta pensar que se puede llegar a prohibir la aplicación y usos tecnológicos en el mercado hasta que las empresas garanticen que no causa daños y afectaciones en los seres humanos y en la sociedad como colectividad.

Un ejemplo de mínimas regulaciones las encontramos en las obras de Isaac Asimov en las 3 leyes de la robótica, las cuales claramente son limitaciones y prohibiciones en la fabricación de mercancía que tiene relación directa con el ser humano (robots), 3 leyes y reglas básicas de la ficción que el Derecho occidental no ha podido ni siquiera implementar, no contamos con las mínimas regulaciones y prohibiciones en el desarrollo de tecnología, de inteligencia artificial y de aplicaciones tecnológicas dirigidas al comportamiento del ser humano, lo que resulta preocupante pues sabemos que el mercado se acomoda a las necesidades humanas en un tiempo y un lugar determinado, y las necesidades de la sociedad del cansancio son la falta de compañía, la soledad, la imposibilidad de conectar con el otro, la intolerancia a la negatividad ante el derrame de positividad. El mercado se adapta a estas y enfoca sus esfuerzos en incrementar precisamente los elementos que han generado el aislamiento del individuo y lo encarcela en el Yo narcisista.

La prohibición de uso de dispositivos móviles como celulares y tabletas en menores de 16 años que la sociedad civil está impulsando en Europa, hasta ahora han conseguido que se prohiban en varios países por lo menos durante el tiempo que los menores se encuentran en los centros educativos o escuelas, pero tanto académicos, científicos y sociedad civil impulsan leyes para que se prohiba el uso de estos dispositivos en menores de 14 o 16 años. Sin embargo, mientras los movimientos sociales avanzan poco para prohibir celulares, el desarrollo de chips inteligentes para incorporarlos al cerebro de las personas se acelera.

Para que el Derecho regule al mercado en su contribución al aislamiento humano, en el desarrollo de tecnologías e inteligencia artificial que se dirigen a impactar el comportamiento humano, se requiere sin lugar a dudas limitaciones normativas (aunque existe siempre un sector social que cuando se habla de limitaciones al mercado entienden que son limitaciones a las libertades personales siendo todo lo contrario), limitaciones urgentes en ventas por edades mínimas, pero también es necesario que las futuras o actuales “compañías de compañía” no lucren con la soledad, la psicología y el aislamiento del ser humano, por el contrario el derecho debe provocar que se vuelvan vehículos que fomenten la unión con otros seres humanos, vuelvan a generar lazos, solidifiquen los vínculos y a la colectividad, volviéndose un tránsito hacia la regeneración de la compañía entre seres humanos.

No olvidemos que las empresas, las marcas, el capital y las invenciones deben estar al servicio del ser humano y no viceversa, tal vez empezar a crear normas de ética a los grandes capitales y corporaciones pueda ser otro avance, normas de ética establecidas con base en sustentos claros, psicológicos, científicos y de estudios de beneficios sociales del ser humano. Y no hablo de moralizar a la sociedad, sino de imponer normas de ética al mercado y a la compañías que afectan directamente el comportamiento del ser humano. La moralización parte de la convicción, fe y moral de una sola persona que se impone a la sociedad, la ética incorporada en el derecho es lo contrario, los valores sociales de dignidad de las personas, del ejercicio pleno de derechos humanos y sociales, la libre autodeterminación, deben ser plenos y no afectados por el mercado, sino que tienen que configurar al mercado.

El individualismo exacerbado, también por el mercado tecnológico, anula incluso la acción política, que de origen es colectiva, la nulidad de la acción colectiva y política inhibe la posibilidad de cambios en la configuración social de beneficios para los seres humanos. Pero aún en este punto de realismo capitalista en que nos encontramos, la posibilidad de cambios a través del derecho es posible. Slavoj Zizek en la obra Repetir Lenin, nos da una luz para no desanimarnos en la creación de normas jurídicas transformadoras: 

“La revolución no se vive como una miseria presente que tenemos que soportar para la felicidad y la libertad de las generaciones futuras, sino como una miseria presente sobre los que esa felicidad y libertad futuras ya proyectan su sombra: en ella, ya somos libres mientras luchamos por la libertad, ya somos felices mientras luchamos por la felicidad, no importa cuán difíciles sean las circunstancias.”

Pero ¿podemos realmente distinguir una relación real de una artificial?. En la película HER, Samantha una inteligencia artificial de la que Theodore se enamora le cuestiona: ¿Cómo compartes tu vida con alguien?

Lic. Marco Ramírez Rodriguez

MI Y LIC. MARCO AGUSTÍN RAMÍREZ RODRÍGUEZ

Abogado fiscalista, constitucionalista y especialista en Derechos Humanos

Fundador y CEO de MR Boutique Legal

Director General de CIEJUF

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Un comentario

  1. Excelente!! Excelente!! Artículo!( Muy reflexivo, analítico. Muy actual . Muy profundo ????????????????????????me encantó, está muy psicoanalitico, tratando de llenar vacíos, comprando ideas de otros, falsas expectativas.
    Muy muy bueno el análisis

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